diumenge, de juliol 24, 2011

La ética de la lucha por la supervivencia como criterio de inclusión y exclusión moral (3)

Ética de la lucha, ética del éxito
La ética del éxito será la ética de la competencia capitalista, social, no natural[1]. Este será precisamente el sentido que adquirirá la respuesta kropotkiana en lo que atañe a la lucha por la vida: la ayuda genera éxito. El proceso de naturalización ya fue identificado en su momento. Kropotkin, por ejemplo, afirmaba que “semejantes opiniones se convirtieron en una especie de dogma, de religión de la sociedad instruida”[2].
  Como sabemos, las formulaciones del darwinismo social, claramente legitimadoras de una economía y de una sociedad, fueron proclamadas por Herbert Spencer. El principio de la supervivencia social y económica de los más aptos había sido reconocido como una ley reguladora del desarrollo social y que llevaba aparejada una competencia despiadada entre los individuos y las empresas, los menos competitivos de los cuales serían eliminados; “competencia” devenía sinónimo de “éxito”, y “éxito” sinónimo de “ganar dinero”. La vida se secularizaba, pero sobretodo, se materializaba. Este era precisamente el funcionamiento de la pirámide del éxito de Cuyàs (Estudio, educación, trabajo, perseverancia, voluntad,  carácter, honradeza, veracidad, religión, patriotismo, civismo, ideales y, finalmente, el éxito)[3].
La importancia de esta ética del éxito se puede comprender exactamente en el nuevo mundo global, donde la lucha por la supervivencia, no lo olvidemos, es una de las más importantes señas de identidad de la empresa[4]. Algunos autores actuales han reconocido que, pese a las citaciones de los economistas clásicos, “(...) la visión que se propone de la sociedad tiene muchas mayores coincidencias con la teoría moral de Bernard de Mandeville que con las ideas de Adam Smith, Ricardo o John Stuart Mill”[5]. Es decir, también nuestra sociedad, bajo criterios aparentemente de ciencia económica, se escuda en la interpretación deliberadamente partidista.
En definitiva, creemos que podemos afirmar que la ética de la lucha ha terminado por transvalorar toda la moral liberal del trabajo, del esfuerzo, de la constancia y del ahorro para acabar convirtiéndose exclusivamente en una ética del éxito y de la competencia [6]. Un aspecto que, por cierto, debe contemplarse como causa de una parte de la crisis de la escuela, alejada del esfuerzo y cercana a una ética del éxito.
Como sea, el darwinismo social, y este hecho se ha destacado menos de lo que sería necesario, mostró la necesidad de poner leyes, de regular socialmente e ideológicamente la lucha por la existencia. Estas propuestas resultarán esenciales pues harán de contrapunto a la versión banal del darwinismo, que había situado las relaciones humanas es un marco sólo biológico donde la función del Estado era la de no intervenir dejando que "gane el mejor".
No es esto un reconocimiento de superioridad de la sociedad, garante y reguladora, frente a la naturaleza? Entonces la lucha por la existencia era una invención ideológica de control social; dicho, con otras palabras, en el extremo, la lucha por la vida en el sentido de lucha capitalista, es contingente.[7]

Esteruelas Teixidó, A. (2009). “La ética de la lucha por la supervivencia como criterio de inclusión y exclusión moral”. A Berruezo Albéniz, Reyes i Conejero López, Susana(Coord.). El largo camino hacia una educación inclusiva: la educación especial y social del siglo XIX a nuestros días. XV coloquio de Historia de la Educación. Pamplona 29, 30 de juny i 1 de juliol (pp. 139-146). Pamplona: Universidad Pública de Navarra.

[1] “En tu carrera, en tu profesión, en tu oficio, sea cual fuere, ha de haber un primer puesto. Aspira a ocuparlo. Esa ha de ser tu ambición. Gánalo con tu estudio, con tu aplicación, tu trabajo, con tu diligencia; procurando saber más que el que más sepa en tu ramo y haciendo mejor que él lo que mejor él haga. En esto consiste el éxito”. Cuyàs i Armengol, A. (1918). Obra citada, página 95.
[2] Kropotkin, P. (1902). Introducción. En Kropotkin, P. (1970). El apoyo mutuo. Un factor de la evolución. Barcelona: Zero S.A., página 17.
[3] Cuyàs i Armengol, A. (1918). Obra citada, página 95.
[4] Perdiguero, T. G. (2003). La responsabilidad social de las empresas en un mundo global, Barcelona: Anagrama, página 39.
[5] Sobre la interpretación resumida de Mandeville podemos consultar Perdiguero, T. G. (2003). Obra citada, página 68 i siguientes.
[6] La descripción que Perdiguero, T. G. (2003). Obra citada, página 150 hace de este proceso es demoledora: “Es un tiempo en el que se extiende la fullería y la inmoralidad en el mundo de los negocios, de especulación bursátil y culto al dinero fácil, de utilización fraudulenta de la información privilegiada y de enriquecimiento salvaje; en el que las relaciones entre la política y los negocios son motivo de continuos escándalos en la mayoría de las sociedades desarrolladas. (...) El dinero y el éxito parecen justificarlo todo.”
[7] De hecho este es uno de los problemas del capitalismo en su fase global, lo que indica que la regulación iniciada en el siglo XIX iba bien encaminada. En la actualidad, el capitalismo más agresivo demanda eliminar las normas estatales, mientras que, por el contrario, las empresas están enormemente reguladas.

1 comentari:

Maspons ha dit...

Penso que la màxim exponent del darwinisme polit-social. seria el nazisme, però també el liberalisme aquest competitiu, i el polític trepa arribista de qualsevol color. Una vegada a dalt podríem dir que quasi tots els polítics actuen com depredadors?

Felicitats, veig que has fet un treball rigorós.