dimarts, d’octubre 14, 2008

Influencias francesas en la Escuela Moderna de Ferrer i Guàrdia (I)

Resumen
El 2009 será, se quiera o no, el año de Francisco Ferrer i Guàrdia, un personaje que ha pasado a la posteridad como uno de los “pedagogos” más importantes de todos los tiempos. También como uno de los más controvertidos. Sin duda el honor alcanzado por Ferrer se debe a La Escuela Moderna, una institución que dejó una profunda impresión en todo el mundo.A pesar de que ciertos aspectos son bien conocidos, pretendemos poner de manifiesto la deuda, pocas veces manifestada abiertamente, de Ferrer con Francia: la Escuela Moderna no hubiera sido posible sin el exilio parisino.

Texto
Las relaciones de Ferrer con Francia, a través de su traslado parisino, son conocidas relativamente bien. Sin lugar a dudas, ha sido la nación que, tras la desaparición del educador alellense, con más fuerza desarrolló una campaña a su favor. En mayor medida que en cualquier otro lugar, el fusilamiento de Ferrer provocó un alud de conferencias, manifestaciones y publicaciones por parte de medios no sólo obreros y no únicamente anarquistas.Francia fue importante en la vida de Ferrer por muchas razones. En París vivió muchos años desde aquel lejano 1885 hasta el momento de la fundación, en 1901, de la escuela que marcaría la historia de la educación catalana y española. En París, que en aquellos tiempos era una de las ciudades más atrayentes de su tiempo, en 1894, se separó de Teresa Sanmartí, con quien se había casado en 1880; en París, vio morir a dos de sus hijos, Carlos y Luz; conoció a la maestra Léopoldine Bonnard, con la que tuvo, en 1900, un hijo al que llamaron Riego. En Francia, de la mano de José Paulet, Ferrer se vinculó a la masonería, ingresando en la logia La Verdad en febrero de 1883; más tarde, en junio de 1890 se afilió a la logia Les Vrais Experts, tardando sólo ocho años para llegar al grado 31. Su compromiso, según parece intermitente, con la masonería, le proporcionó la oportunidad de relacionarse con relevantes intelectuales en Francia y también algunas de las ideas más trascendentales de sus experiencias pedagógicas: la coeducación de clases sociales.En Francia se relacionó con Charles Malato, una de las amistades personales más significativas, y, aunque no tenemos la certeza, también conoció a Anselmo Lorenzo, uno de sus más íntimos colaboradores en Barcelona. Unos hechos que, añadidos a los que iremos constatando, sugieren que no parece deseable, y menos aún viable, entender la Escuela Moderna sin tener en cuenta el devenir cultural de Francia.