La primera directora de la Escuela Moderna
No poco importante es el hecho de que la primera directora de la Escuela Moderna, Clémence Jacquinet, fuera francesa, entre otras razones por la obertura cosmopolita más allá de las fronteras que demostraba. Como sabemos, Jacquinet marcó la línea ideológica y pedagógica de los dos primeros años de la institución ferreriana, como se aprecia por sus frecuentes colaboraciones en el “Boletín de la Escuela Moderna” en el período 1901-1906. El Boletín, como la editorial, publicó numerosas traducciones de autores franceses contemporáneos y no necesariamente de tendencia anarquista.
La vehemente labor de Jacquinet se fue apagando al calor del desacuerdo que sintió con la manera en qué Ferrer entendía la educación y el trabajo de la escuela. La francesa, cercana a las propuestas naturalistas de una educación negativa en el sentido roussoniano, chocó con la tendencia más política de Ferrer que, sin embargo, acabó por situar a la Escuela Moderna en la cúspide de las experiencias educativas más importantes del siglo XX. A pesar de todo, Ferrer también era un entusiasta moderado de Rousseau. Jacquinet criticaba la beligerancia, o línea ideológica explícita, ferreriana mostrándose más partidaria del neutralismo, una confrontación que se diluía y desaparecía cuando se trataba de escribir libros de texto: entonces ella y Ferrer parecían intercambiar los papeles. Ciertamente, una mirada no interesada a la tarea editorial de Ferrer parece no dar la razón a las críticas de Jacquinet: el proyecto editorial de Ferrer, como el Boletín, incluye una variedad de perspectivas y de planteamientos en absoluto reducibles a los esquemas de su fundador. Como fuere, al final del primer año dejó la dirección, continuando un año más como miembro del profesorado. Sus críticas tuvieron bastante eco tanto entre los enemigos, cosa lógica, como entre los amigos: Ricardo Mella bebió de las fuentes de la francesa.
No poco importante es el hecho de que la primera directora de la Escuela Moderna, Clémence Jacquinet, fuera francesa, entre otras razones por la obertura cosmopolita más allá de las fronteras que demostraba. Como sabemos, Jacquinet marcó la línea ideológica y pedagógica de los dos primeros años de la institución ferreriana, como se aprecia por sus frecuentes colaboraciones en el “Boletín de la Escuela Moderna” en el período 1901-1906. El Boletín, como la editorial, publicó numerosas traducciones de autores franceses contemporáneos y no necesariamente de tendencia anarquista.
La vehemente labor de Jacquinet se fue apagando al calor del desacuerdo que sintió con la manera en qué Ferrer entendía la educación y el trabajo de la escuela. La francesa, cercana a las propuestas naturalistas de una educación negativa en el sentido roussoniano, chocó con la tendencia más política de Ferrer que, sin embargo, acabó por situar a la Escuela Moderna en la cúspide de las experiencias educativas más importantes del siglo XX. A pesar de todo, Ferrer también era un entusiasta moderado de Rousseau. Jacquinet criticaba la beligerancia, o línea ideológica explícita, ferreriana mostrándose más partidaria del neutralismo, una confrontación que se diluía y desaparecía cuando se trataba de escribir libros de texto: entonces ella y Ferrer parecían intercambiar los papeles. Ciertamente, una mirada no interesada a la tarea editorial de Ferrer parece no dar la razón a las críticas de Jacquinet: el proyecto editorial de Ferrer, como el Boletín, incluye una variedad de perspectivas y de planteamientos en absoluto reducibles a los esquemas de su fundador. Como fuere, al final del primer año dejó la dirección, continuando un año más como miembro del profesorado. Sus críticas tuvieron bastante eco tanto entre los enemigos, cosa lógica, como entre los amigos: Ricardo Mella bebió de las fuentes de la francesa.
2 comentaris:
Ei Albert i a qui li pugui interessar, has fet un cop d'ull al blog de Pio Mora. Diu moltes coses interessants però una de les que més m'ha cridat l'atenció és una afirmació que fa sobre Franco i cito textualment: << Sin embargo Franco no era fascista, ni siquiera entendía bien, probablemente, la doctrina >>
Quan al matí el cafè no em desperta, escolto una mica a Don Federico Jimenez Losantos a veure si m'espavila; i sempre que tinc un moment, faig una visita a www.libertaddigital.com. De vegades trobo perles com aquesta del Pio Mora. Ara resulta que Franco no era un Feixista...ni un assassí, ni un impotent,ni un masó rebutjat, ni un amic dels Nazis, ni un nan fill de puta que va enterrar durant 40 anys qualsevol alè d'esperança d'un país destrossat.
Recomano l'excel·lent sèrie documental "Boira Negra" emesa pel canal 33 els dimecres a les 22:20 dedicada a la relació estreta entre el Nazisme i l'Espanya de la Guerra Civil i la dictadura Franquista. Lo bo és que encara hi ha gent que pot testimoniar el que realment va passar i aquests no són historiadors de pa sucat amb oli neofeixistes que els encanteria haver viscut aquella època i haver estat còmplice de tantes atrocitats
em sembla que vols dir PIO MOA, també conegut com a membre fundador dels GRAPO i ultimament com a membre col·laborador de "digitals" com ara libertaddigital, minutodigital, etc... te uns quants llibres la majoria despotricant sobre la esquerra durant la guerra civil i temes semblants. es diu que es historiador
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